Los niños que llegan a la
consulta del neurólogo o psiquiatra, derivado por sus profesoras, porque “son
muy inquietos, no se concentran o no terminan la tarea…” y que luego llegan
derivados a la psicóloga ya con la etiqueta “SDA” en sus frentes, constituyen
uno de los principales motivos de consulta en nuestro país.
Consideramos que desde la
psicología es importante ampliar la
mirada del modelo médico, que por lo general tiende a reducir está lista de “comportamientos-síntoma”
a un cuadro neurobiológico que se encadena generalmente a un tratamiento farmacológico.
Desde la mirada de la psicología,
podemos comprender que en un gran número de casos ésta lista compleja de
comportamientos enumerados por padres y profesores, tales como la
hiperactividad y la dificultad para sostener la atención, pueden ser el reflejo
de algún cuadro emocional que esté
vivenciando el niño.
Si bien el SDA es en muchos casos
un cuadro neurobiológico específico, consideramos que para efectuar el
diagnóstico es necesario integrar a la mirada los componentes interacciónales
relacionados con el desarrollo afectivo del niño, ya que son éstas variables
las que en muchos casos contribuyen a la generación de éstos “síntomas” y por
lo tanto, al mantenimiento de éstos en el tiempo.
Muchos niños pueden estar pasando
por un momento difícil, tanto en relación a las crisis normativas de su
desarrollo, como en relación a la separación de sus padres, a ser víctimas de Bullying,
el nacimiento de un hermano, etc… son muchos los eventos que pueden influir y
generar que un niño presente dificultades para prestar atención en clases, para
mantenerse quieto y para rendir de acuerdo a las exigencias del mundo escolar,
pero eso no significa necesariamente que tenga SDA, a eso le llamamos
“interferencia emocional”.
Quedarse con la comprensión del
modelo médico y reducir su intervención al tratamiento farmacológico del SDA,
puede que contribuya a disminuir los síntomas, pero no se estará interviniendo de
manera terapéutica sobre las necesidades emocionales que han precipitado la
expresión sintomática en esos niños.